Los avances tecnológicos que revolucionaron las últimas décadas han logrado hacerse cada vez más necesarios en todos los ámbitos de desarrollo del ser humano, primero en lo económico, convirtiéndose en instrumentos indispensables para la producción y elaboración de bienes y servicios, ingresando así al mundo empresarial y financiero; después llegando al ámbito familiar y habitual de los usuarios; y ahora también en el ámbito político, llegando a ser utilizados para lograr mayor acercamiento de los gobiernos con sus ciudadanos para disminuir la crisis de representatividad por la cual están atravesando diversas sociedades.
Es cierto que en algunos países esta forma de utilizar las TICs ha dado resultados positivos, tornando a los gobiernos más eficaces a través de la mejora de los servicios brindados a los ciudadanos y la reducción de costos que implica toda la labor del Estado. Pero para hablar de una democracia a través de las TICs, no sólo debemos considerar la eficacia que alcanza un gobierno con respecto a la relación unidireccional que tiene con el ciudadano visto como cliente, sino también se debe considerar la relación bidireccional ciudadano-estado, estado-ciudadano ya que la democracia electrónica implica participación de toda la ciudadanía en los asuntos de gobierno, ya sea de manera directa o representativa, mediante el uso de las TICs, para lo cual se requiere del acceso irrestricto a éstas que incluyan a la población en general, situación que va a tomar mucho tiempo en países como el nuestro.
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